La Caida de Tenochtitlan es una obra de gran valor, tanto por su composición pictórica como por los diversos elementos de análisis que nos ofrecen sus ricos contenidos alegóricos. Su realización está fechada entre 1950 y 1960 y pasará a enriquecer el acervo permanente de la sala del Virreinato.
El óleo estuvo ubicado originalmente en la casa de Benito Coquet -quien fuera director del IMSS y un conocedor de la obra de Federico Cantú
La obra Mural tiene una superficie de 2.04 y 7.36 metros y en el se describe la lucha bélica entre españoles e indígenas.
En el mural se describe la guerra cruel y sangrienta, la supremacía española de ciertos valores, costumbres, formas de pensar, opuestos en este caso al mundo mesoamericano, ya que los símbolos representativos de la cultura indígena como su memoria histórica, sus dioses, sus gobernantes (de acuerdo a la pintura) quedaron bajo la lucha encarnada.
Los distintos elementos iconográficos presentes en el óleo reflejan el conocimiento del autor sobre los mismos, destacando la cultura azteca; los cuales son representados con cierto sentido idealista.
La pieza fue adquirida en el mes de noviembre por el Museo de Historia Mexicana, después de ser aprobado por el Comité de Adquisiciones por considerar que tiene los elementos necesarios que se integran al discurso museográfico del espacio y su factura corresponde a uno de los artistas más importantes de la pintura nuevoleonesa; su costo fue de 1.2 millones de pesos que fueron cubiertos por los ingresos propios del museo de acuerdo a su normatividad. El traslado y montaje estuvo a cargo de personal especializado el Centro Nacional de Conservación y Registro de Patrimonio Artístico Mueble del INBA.
Federico Heráclito Cantú Garza nació en Cadereyta, Nuevo León, el 3 de marzo de 1907. Se inició en las artes plásticas inició en la Escuela de Pintura al Aire Libre, dirigida por el Alfredo Ramos Martínez.
A los 16 años trabajó como ayudante de Diego Rivera en los frescos que éste realizó en la Secretaria de Educación Pública (SEP). Durante 10 años de su vida viajó y radicó en el extranjero donde tuvo contacto con escultores y artistas europeos, quienes lo influenciaron en el cubismo de Picasso.
A su regreso a México (1934), expuso en la SEP cuadros como “Autorretratos del pintor” e inició su actividad muralista.
Para 1945 empezó a practicar la técnica del buril con Carlos Alvarado Lang, para luego aplicarla en diferentes trabajos como los realizados en la Iglesia La Purísima de Monterrey.
Para los años cincuentas se dedicó mayormente a la pintura mural en diversas ciudades; mientras que para los años sesentas continuó con la escultura, como la creación de la figura emblemática del Instituto Mexicano del Seguro Social y la ejecución de grandes relieves en piedra.
En Nuevo León, destacó por la realización de distintas obras monumentales como Los Altares en el sur del Estado y los relieves ubicados en algunas Facultades de Filosofía y Letras, Ingeniería Civil y en otros espacios de la Universidad Autónoma de Nuevo León, cuyas temáticas fueron principalmente lo prehispánico y el clasicismo griego.
Federico Cantú murió en la Ciudad de México el ultimo domingo de enero del 1989.
La adquisión de este mural permite al Museo de Historia Mexicana consolidar, preservar y difundir un testimonio de la historia mexicana con la firma de uno de los más importantes artistas nuevoleoneses.
Para mayor información puede comunicarse al teléfono 83459898 ext 109, o visitar la página:
www.museohistoriamexicana.org.mx
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